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Por las Cañadas y Peñascos
de Mineral del Chico
Sin saber bien a bien en donde empezaría nuestra
aventura nos dirigimos al pueblo de Atotonilco el Chico para la segunda
salida de preparación al Aconcagua.
Previa escala alimenticia con sabrosas quesadillas y después de
preguntar en varias ocasiones, por fin dimos con la vereda ascendente
que nos llevaría a las profundidades del hermoso bosque del Chico.
La forma de iniciar nuestro viaje marco toda la aventura y nos adentramos
al misterio con nuestro miedo, nuestro poder y nuestras mochilas al hombro...
De acuerdo con la tradición tolteca el ser humano
vive en permanente relación con todo lo que le rodea por lo tanto
nosotros sabíamos que íbamos a entrar en contacto con el
poderío del lugar y que para que nos fuera bien tendríamos
que hacerlo al modo del guerrero que va a una batalla por el conocimiento:
con miedo, con respeto, bien despierto y con absoluta confianza en nuestro
poder personal. También sabíamos que para que la montaña
nos dejara recorrer sus caminos y cuidara de nosotros tendríamos
que atravesar por sus diferentes "puertas" (lugares donde cambia
la tonalidad de la montaña) ofreciendo actos a propósito
(a favor de la vida) y así en cada una de ellas dejamos atrás
alguna actitud desgastante y ofrecimos cultivar de ahí en adelante
alguna actitud energizante.
Ascendiendo siempre caminamos un par de horas por un
bosque en buen estado, es decir, sin destrucción por parte del
ser humano, ocasionalmente tuvimos que sortear algún árbol
derribado por el viento o por algún rayo lo que nos recordaba siempre
nuestra pequeñez frente a las fuerzas de la naturaleza.
De repente a nuestra izquierda apareció nuestro primer regalo:
una pared pequeña e inclinada, ideal para ser escalada a manos
libres. Después de probar la seguridad de la ruta empezamos a escalar
por parejas de tal forma que los mas seguros pudieran ayudar a los menos
seguros, rebasando la mitad de la pared el cuerpo empieza a temblar ligeramente
señal que nos recuerda que no somos inmortales y que tenemos poco
tiempo de vida en esta tierra...
Además, empezamos a ser muy conscientes de nuestras propias decisiones
al enfrentar la elección ineludible: "sigo o me detengo",
"permito que el miedo me paralice o dejo que me impulse". Aparentemente
el reto era pequeño y todos subimos con relativa facilidad, sin
embargo, al llegar arriba ya nuestros rostros habían cambiado,
el lugar y nuestro esfuerzo estaban haciendo su labor en nosotros. Al
bajar llego la lluvia a acompañarnos y apenas nos pusimos lo impermeables
dejo de llover, la lluvia jugaba con nosotros...
Después de avanzar un rato llegamos a una encrucijada;
a la derecha y aunque no las veíamos, sabíamos que quedaban
"Las Monjas", un conjunto de peñascos impresionantes
que habíamos divisado desde el pueblo del Chico; a la izquierda
quedaba uno de los peñascos mas altos de la zona que también
habíamos avistado desde el Chico. Nos decidimos por el peñasco
alto y emprendimos la marcha.
Apenas habíamos avanzado un poco empezamos a escuchar el ruido
del agua al correr, parecía un arroyo grande, por lo que decidimos
bajar a visitarlo, grande seria nuestra sorpresa al constatar que solo
se trataba de un hilo de agua que corría por el cause de lo que
alguna ves fue un arroyo grande.
Supimos que, aunque el agua en gran cantidad ya no estaba físicamente
presente, su tonalidad seguía presente en el cause, cuyas piedras
nos invitaron a sentarnos y adentrarnos en la tonalidad del riachuelo.
Sus aguas nos bañaron y junto con su canto nos transportaron a
un estado de ser tranquilo y apacible donde saboreamos otra vez lo que
significa estar en armonía con el Universo.
En este tono iniciamos un pequeño recorrido por el cause del riachuelo
cuyo hilo de agua formaba, en ocasiones, pequeñas pozas de agua
transparente. Quizá era el tono en que íbamos pero nos pareció
que cada piedra y cada poza encerraban una belleza sin igual y la travesía
por el cause se convirtió en un recorrido por las sencillas y hermosas
obras maestras de la Naturaleza...
Llego el momento en que tuvimos que abandonar el cause
del arroyo para dirigirnos a nuestro primer destino, el alto peñasco
que incólume nos aguardaba. El ascenso fue a campo travieza y por
una empinada cuesta, lo que lo hacia doblemente difícil, en cierto
momento atravesamos una zona repleta de árboles bebes que la tierra
generosa hacia brotar por aquí y por allá para reparar los
daños provocados al bosque por un incendio que, dedujimos, tendría
menos de un año de haber ocurrido.
Al llegar a la base del peñasco nuestro amigo el viento hizo acto
de presencia de una forma tan entusiasta que tuvimos que abocarnos a encontrar
un refugio que nos permitiera comer sin tanta bulla (y frío). Tres
de nosotros salimos a explorar y haciendo una pequeña escalada,
no apta para cardiacos, pasamos al otro lado del peñasco en donde
nos encontramos otra vez de cara con nuestro amigo, sin embargo había
una pendiente pronunciada por la que empezamos a bajar y descubrimos que
ahí ya el viento no nos alcanzaba. Bajando un poco mas dimos con
un paso que conectaba cerca del lugar adonde se habían quedado
nuestros amigos, así que la misión fue todo un éxito
y después de juntarnos con ellos y ubicar un lugar mas o menos
plano pudimos comer, los exquisitos manjares que llevábamos (seguramente
el hambre ayudo a saborearlos así), con total tranquilidad al amparo
del gran peñasco.
No bien habíamos acabado de comer, la lluvia se
hizo presente, esta vez de una forma más evidente, pero ya estábamos
sobre aviso y rápidamente nos pusimos nuestros impermeables. Después
de unos minutos de deliberación para escoger la ruta a seguir emprendimos
la marcha hacia un lugar que habíamos visto antes y que se veía
muy propicio para acampar, sin embargo el guía (o sea un servidor)
se desvío "ligeramente" de la ruta y después de
un trabajoso descenso a campo travieza, arribamos al cause de un riachuelo
sin agua corriente pero con bastante humedad, allí descansamos
un rato mientras discutíamos donde había estado la falla
y tratábamos de ubicarnos con ayuda de la brújula, sin embargo,
en el grupo floto la sensación de que estábamos perdidos...
En vista de nuestra situación y la inminente llegada de la noche
iniciamos la marcha a paso veloz, pero las piedras del cause estaban resbaladizas
y el avance se torno lento y tortuoso, por fin encontramos un lugar donde
abandonar el cause e iniciamos el ascenso a campo travieza por una cuesta
mmuuuyyy inclinada. La noche cayó con amenazas de lluvia y nos
encontró en pleno matorral y en un terreno muy inclinado para pensar
en acampar...
Seguimos caminando y encontramos un lugarcito que no convenció
a nadie pero al menos estaba un poco despejado para bajar las mochilas
y descansar un rato. Mientras el grueso del grupo descansaba formamos
dos partidas para explorar por distintas rutas cuesta arriba, teníamos
la esperanza de alcanzar la parte alta de una colina y encontrar un lugar
plano y despejado donde hacer fuego y descansar. Después de avanzar
unos veinte minutos entre tortuosos y empapados matorrales, por fin una
de las partidas encontró el sitio ideal con lugares suficientes
para instalar las tiendas y leña suficiente para hacer un fuego
donde secarnos, calentarnos y trabajar.
En cuanto arribamos al lugar nos abocamos a instalar
las tiendas por equipos y una vez terminada esa labor nos pusimos a recoger
leña para el fuego. Iniciamos el trabajo dando Neneviery al abuelo
fuego y agradeciendo al Tatewari y al poderío del lugar por habernos
permitido encontrar ese sitio para pasar la noche. Continuamos con la
rendición de cuentas del ofrecimiento hecho en la salida pasada.
No se trataba aquí de sentirse muy "chingón" por
haber cumplido o de sentirse muy "jodido" por no haber cumplido,
sino de DARSE CUENTA que es lo que anda mal en nuestra vida que nos impide
cumplir nuestros compromisos o darse cuenta de todas las implicaciones
de cumplir nuestros ofrecimientos a los Poderíos. Se trata de aprehender
como ser responsables y empezar a cumplir nuestra misión en esta
vida: "Ayudar al sol a iluminar al mundo con nuestros actos"
y de este modo vivir en armonía con todo el Universo.
Después de una serie de consejos y estrategias para ir eliminando
nuestras barreras mentales que nos impiden ser responsables, pasamos a
compartir nuestros pensamientos y sentimientos a lo largo del día.
Ahí frente al fuego nos desahogamos de todas las malas vibras que
pudiéramos haber tenido a lo largo del día. Luego el cielo
escampo y la luna y las estrellas vinieron a acompañarnos y así
limpios de corazón y sintiéndonos como una familia nos fuimos
a descansar...
Al día siguiente amaneció fresco y con
un poco de neblina lo que no evito que inmediatamente nos ubicáramos
al vislumbrar al oeste el macizo de "las monjas", nuestra siguiente
parada. Después de un rico desayuno y ya con la confianza de saber
que no estábamos "tan perdidos" emprendimos la marcha
que pensábamos seria corta, pero el terreno donde nos movíamos
esta conformado por colinas y cañadas así que empezamos
a descender y ascender colinas perdiendo de vista, por ratos, el macizo
que nos guiaba. En un descanso que tomamos, hicimos un ejercicio de conciencia
corporal que nos permitió relajarnos y conectarnos con nuestro
propio cuerpo y darnos cuenta que a través del cuerpo también
estamos en permanente relación con el medio ambiente.
Luego llegamos al cause de un río bastante mas grande que con los
que nos habíamos topado hasta entonces, el cause formaba una cañada
y tuvimos que decidir entre bajar hasta encontrar un lugar donde cruzar
y luego volver a subir o subir para encontrar donde cruzar con la posibilidad
de tener que dar un gran rodeo. Nos decidimos por la segunda opción
que, tras atravesar un pasito semi oculto, nos permitió llegar
a la parte de arriba de una inmensa cascada (de unos 50 mts) y aunque
había poca agua, lo que nos permitió sentarnos en las piedra
del río al borde de la cascada, la vista era impresionantemente
bella. Nos quedamos por un tiempo extasiados contemplando el paisaje y
fundiéndonos con el y dando gracias al lugar por permitirnos ser
testigos de uno mas de sus tesoros.
Continuamos nuestro camino ascendente sin saber bien a bien donde había
quedado el macizo de rocas hasta que por fin, a la vuelta de un recodo,
aparecieron imponentes "las monjas". Nuestro esfuerzo tenia
su recompensa y después de una bajada mas con su respectiva subida
arribamos a la base del macizo. La vista del vallecito rodeado de montañas
es espectacular y otra vez nos quedamos arrobados ante tanta belleza...
Cuando finalmente pudimos volver a pensar, empezamos
a ubicar los posibles caminos de regreso al pueblo del Chico. Vimos que
de una pequeña cabaña que estaba en la cima de una colina
salía un camino que se veía muy bien marcado y que supusimos
llevaría al Chico por lo que decidimos que era la mejor opción.
Pero antes de regresar hacia falta el trabajo de las ofrendas al lugar
que tan bien nos había tratado y que tantos regalos nos había
dado, así que sin mas tramites nos pusimos a elaborar nuestra ofrendas
como una forma de agradecimiento y también como una pequeña,
pequeñísima aportación, nuestro granito de arena,
en la construcción de la armonía universal. Luego de presentarlas
e invocar a las cuatro direcciones del mundo a que acudieran a nuestro
pacto con el lugar entregamos las ofrendas y emprendimos el retorno con
el corazón contento y..., bueno si, faltaba una cosa; la barriga
llena!! !
Con nuestra atención puesta
en el camino y un chirris en una sabrosa trucha nos dirigimos a nuestro
primer punto de referencia que era un peñasco que estaba entre
el macizo donde estábamos y la cabañita al cual llegamos
con relativa facilidad, luego de un vistazo al paisaje emprendimos el
camino a la cabañita iniciando el descenso por una resbaladilla
de hojas secas bastante empinada (genial!!!), llegamos a un camino bien
marcado, pero pronto descubrimos que continuando por el no íbamos
a llegar a donde queríamos, así que otra vez nos toco hacer
camino al andar. Al pasar por un lugar estrecho una plantita nos dejo,
a varios de nosotros, un recuerdo ardoroso que nos duro por todo el resto
del día, ya nos habíamos salvado mucho tiempo!. Sin mas
problemas arribamos a la cabañita, que esta abandonada (que lastima!)
y agarramos por el camino bien marcado que habíamos visto con anterioridad,
a excepción de una vez que me andaba yo desviando de nuevo y que
fui corregido oportunamente, el camino nos llevo rodeando cañadas
hasta las afueras del Chico y después de agradecer por ultima vez
al lugar, exhaustos y ansiosos arribamos a un restaurante que pomposamente
anunciaba : "Se prepara Trucha en 12 estilos diferentes", sin
embargo al llegar oh, decepción! la trucha se había acabado
y muy atento el señor nos dice : "si gustan les indico donde
hay trucha con seguridad, esta muy cerca, son solo 20 MINUTOS CAMINANDO
! ? ! ? ! ?...", NO, muchas gracias!!!. Compungidos nos dirigimos
a los carros, sin embargo a unos cuantos pasos divisamos otro letrero
que ofrecía truchas y esta vez corrimos con mas suerte y así
con la barriga llena y el corazón contento finalizamos nuestra
aventura por las cañadas y los peñascos y las truchas de
Mineral del Chico.
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