"Que tu rostro refleje tu corazón"

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Experiencia Oaxaqueña

Iniciamos nuestra aventura un poco tarde debido a que estábamos esperando a unos amigos que, lamentablemente, no llegaron. Más tarde nos enteramos que un aguacero los había dejado varados ¡en el viaducto del D.F.! Ni hablar, como siempre estábamos los que teníamos que estar.

Para recuperar un poco de tiempo avanzamos en automóvil una buena parte del camino. Como iban amigos que estaban con nosotros por primera vez, antes de empezar, nos reunimos para explicar nuestra forma de aproximarnos a la Naturaleza y los principios de la caminata de atención. Luego iniciamos nuestro recorrido por una vereda que se va internando por un bosque nativo que en esta temporada también esta muy verde. El bosque nos regalaba sombra y aromas exquisitos y nos invitaba a caminarlo y así llegamos a una puerta marcada por una gran roca, ahí descansamos y comentamos nuestra experiencia de la caminata, luego hicimos nuestro ofrecimiento para poder pasar la puerta.

Un poco mas adelante, al comprobar que si seguíamos el camino principal íbamos a dar un gran rodeo, decidimos tomar un atajo por el bosque. La dificultad se incremento pero también los aromas y la emoción de lo desconocido. Cantidad de flores empezaron a aparecer y nuestra travesía se torno sumamente excitante y placentera. Por el camino nos empezamos a topar con grandes telarañas tejidas por coloridas arañas. En cierto momento llegamos a un lugar plagado de telarañas y al empezar a buscar alternativas de lugares por donde pasar nos dimos cuenta que estábamos atravesando otra puerta marcada también por una gran roca y por un fantástico árbol que parecía condominio de todo tipo de plantas, hasta cactus crecían en su tronco! Después de disfrutar este mágico lugar hicimos nuestro ofrecimiento y continuamos nuestra marcha.

Íbamos buscando unos riscos que, observando desde abajo, se localizan fácilmente pero como estábamos por arriba de ellos se nos dificultaba localizarlos. Deteniéndonos por momentos para explorar un poco los alrededores continuamos avanzando hasta que por fin los detectamos.

Como unos amigos habían llevado equipo de rapel queríamos ver la posibilidad de descender por los riscos. Tomando las precauciones necesarias algunos de nosotros nos asomamos al voladero y nos sentamos en una piedra a observar el paisaje mientras otros preparaban el equipo y el sistema de anclaje. No muy lejos de donde estábamos, densas nubes descargaban su caudal sobre el valle, sin embargo, nosotros disfrutábamos de un sol radiante, el espectáculo era extraño y fascinante.

Cuando el sistema estuvo listo, el experto en estos menesteres descendió a una repisita como a tres metros de donde estábamos y desde ahí pudo observar que la siguiente caída era como de ¡60 metros! Demasiada distancia para el equipo que llevábamos. Ni modo, nos quedamos con las ganas del rapel. Sin embargo aprovechamos el equipo para hacer un pequeño ejercicio de conciencia corporal.

Era muy sencillo, simplemente teníamos que pararnos al filo de la roca y, sostenidos por la cuerda, teníamos que inclinarnos tanto como pudiéramos. Aun cuando estábamos bien asegurados el miedo se hizo presente y así, con mas trabajos unos que otros, obtuvimos lo que queríamos: una conciencia clara de nuestra mortalidad, lo que automáticamente genera una conciencia de lo preciosa que es la vida.

Como la adrenalina gasta montones de energía, una vez terminada la actividad, nos avocamos a engullir unas sabrosas tostadas oaxaqueñas. Ya relajados y contentos agradecimos y nos despedimos del lugar e iniciamos el regreso. Subiendo un poco más por el cerro encontramos una vereda que descendía y que nos condujo directamente al camino principal y así rápidamente llegamos a los carros.

Aunque ya era un poco tarde decidimos pasar a visitar una preciosa cascada cuyo acceso queda por el camino de regreso. Después de caminar mas de un kilómetro siguiendo el curso de río llegamos al "salto de agua" , que es el nombre que dan los lugareños a este lugar. Ahí nos deleitamos con la brisa que genera la cascada y para beneficiarnos aun mas hicimos algunos ejercicios de limpieza con respiraciones y movimientos corporales.

Llenos de renovada energía enfilamos al pueblo donde nos esperaba una sabrosa comida preparada con mucho cariño por la tía Pila. Después del cafecito de olla se antojaba un descansito, pero ya la noche se aproximaba y teníamos que partir rumbo a la ciudad de Oaxaca.

Queríamos hacer unos ejercicios en el panteón principal aprovechando el movimiento de energía hacia la conciencia de la muerte que se genera en estos días de Noviembre. Al mismo tiempo queríamos que nuestros amigos disfrutaran de la celebración popular, sin embargo al llegar al panteón nos encontramos con un gentío que asemejaba la estación del metro Pino Suárez en hora pico. Empujando y empujados al fin logramos entrar. Después de recobrar la compostura dimos las instrucciones del caso y cada quien se fue a trabajar su asunto.

Ya adentro del panteón no había tanta gente así que, mientras nuestros amigos trabajaban, nosotros tranquilamente pudimos hacer el recorrido por las tumbas observando los arreglos florales y la convivencia familiar con los difuntos. Luego hicimos el recorrido observando los altares dedicados a celebridades Oaxaqueñas entre las cuales se encontraba, por supuesto, Maria Sabina, la sacerdotisa de los hongos. Al reunirnos de nuevo comentamos nuestras experiencias haciendo los ejercicios y observando la celebración popular. Una vez mas la conciencia de la muerte se transformaba en una explosión de vida.

La platica continuo alrededor de una mesa donde degustamos unas sabrosas tlayudas oaxaqueñas acompañadas, por supuesto, de un delicioso chocolate con pan "de muerto".

A la mañana siguiente iniciamos el día haciendo ejercicios de conciencia corporal y luego de un nutritivo desayuno nos avocamos a la colocación de nuestro altar de muertos. La actividad se convirtió en una celebración en la que cada quien aporto su energía y su sentimiento hasta crear una hermosa ofenda a nuestros ancestros. La plataforma energética estaba creada así que iniciamos la actividad principal que consistió en recapitular a nuestros ancestros enfocándonos en los aspectos positivos. Se trataba de honrar y agradecer a nuestros ancestros por todos los esfuerzos que hicieron a lo largo de su vida y por el legado de experiencia que nos dejaron. Aun cuando ciertos aspectos de ese legado pudieran parecer negativos, sabemos que todas las situaciones de la vida conllevan una enseñanza. Ellos ya hicieron su parte como quisieron y como pudieron y ahora nos corresponde a nosotros aprender y escoger un mejor camino o seguir tropezando con la misma piedra.

Para cerrar con broche de oro esta salida nos trasladamos a Mitla o Lyobaa, "Lugar de descanso", en zapoteco. Tradicionalmente se cree que este lugar era una especie de panteón zapoteco-mixteco ya que fue utilizado para esos fines en el periodo posclásico y de ahí el sobrenombre de Mictlan o Lugar de los Muertos, que le adjudicaron los aztecas. Sin embargo, cuando uno entra en los palacios y las galerías subterráneas tapizadas de infinidad de grecas representando la dualidad creadora viento-agua, la fuerza espiritual y la fuerza de vida, y percibe la energía que ahí se mueve, adquiere la certeza que ese era un lugar de retiro, de meditación, un lugar para expandir la conciencia y conectarse con el Espíritu.

Tratando de conectarnos con ese propósito realizamos algunos ejercicios dentro de palacios y galerías. La presencia continua de turistas nos impidió interiorizar como hubiéramos querido. Pero el lugar en si es una invitación permanente al recogimiento del conjunto mente-cuerpo para permitir la expansión del conjunto percepción-espíritu.

En el camino de regreso, para agregar un diamante al broche de oro, nos detuvimos a admirar el magnifico árbol del Tule. Con mas de dos mil años de edad este gigante, cuyo tronco tiene una circunferencia de aproximadamente 58 metros, es una celebración permanente a la vida, por sus ramas pululan infinidad de pajarillos que alegran el ambiente con su canto. Al entrar en su campo energético nos invade tal sensación de nobleza y serenidad que uno quisiera quedarse por horas junto a el.

Y así con plena conciencia de lo maravillosa que es la vida terminamos esta experiencia oaxaqueña que, confiamos, no será la última, así que, ¿Que estas esperando? ¡Ven a compartir con nosotros!

¡Gracias por tu visita! desde Junio del 2005
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